
Desde hace como una semana que se habían establecido puestos de venta de fuegos artificiales para los niños (!) y que todas las noches se escuchan explosiones y bengalas. Acá el fuego va en la sangre de la gente, todos juegan con fuegos artificiales, los papás se los compran a los niños y los ayudan a manipularlos. Con Rho vimos un kiosco de venta de fuegos artificales que tenía una cola de gente de varias cuadras, esperando para comprar cosas.
La tradición es comer coca (un dulce horneado, con crema pastelera, piñones, etc.) y beber cava (vino burbujeante Español) para la noche de San Juan. Nosotros tuvimos la suerte que Gemma, una amiga catalana, nos invitara a casa de su mamá esta noche. La coca fue cortesía de la familia de Martí (su novio) que son dueños de una panadería y estuvo deliciosa.
Lo pasamos muy bien, aunque después no pudimos ir a la playa a ver la celebración más grande, que consiste en fogatas y fuegos artificiales (dicen que se llena a tope la playa por la noche), porque nos dio mucho sueño con tanta comida. En fin, el próximo año será. (Fotos: Sant Joan)